La muerte accidental de un familiar es una situación que nos golpea tan fuerte que podríamos incluso perder la cordura. Un hecho así de imprevisible nos hace incluso sentir que estamos viviendo un sueño, o pesadilla, y hasta nos culpamos porque ni siquiera tuvimos tiempo de decirle adiós o para expresarle nuestro último “te quiero”. Y entonces nos surgen frases como: “No puede ser, él estaba trabajando” o “es imposible, hablé con él hace unos minutos”.
Y aunque lo más difícil debe ser conservar la calma, debes ser consciente que como allegados o familiares es nuestro deber asumir la situación lo más pronto posible para saber qué hacer.
Ahora bien, fuera del estado de duelo, lo más duro es el gasto económico que una muerte accidental representa. De ahí que es necesario que pienses que este es uno de los motivos de peso por los cuales un seguro por muerte accidental es importante.
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